El Grupo de Donostia contra el TAV ha presentado un informe crítico con la celebración de la Capitalidad Europea de la Cultura en Donostia.
1) PRESENTACION
2) HISTORIA DE DONOSTIA 2016:
– De las respuestas sociales iniciales al adulterado clima de consenso institucional actual
3) ¿QUE SON LAS CAPITALIDADES EUROPEAS DE LA CULTURA?
– La mercantilizacion de la cultura
– Vivir bajo el bombardeo turístico
– Otras cuestiones relevantes
4) EL PROGRAMA DSS2016EU Y SU DINERO
5) CONCLUSION Y LECTURAS
1)PRESENTACION:
El presente documento, como indica su título, trata de aportar un análisis crítico de la Capitalidad Europea de la Cultura Donostia 2016. Esta contribución es por tanto, con todas sus limitaciones, el fruto de un esfuerzo realizado por cuestionar la verdadera naturaleza del asunto, en un momento en el que conviene sobre todo asumir una posición coherente, defenderla y actuar en consecuencia, que de manera inevitable será a nuestro entender disidente, tomando partido por no cooperar y actuar a contracorriente.
Con ello, queremos también dirigir un llamamiento a la asamblea convocada en junio con el fin de crear un lugar de encuentro para debatir e impulsar iniciativas prácticas de contestación a la Capitalidad 2016 que en los últimos años casi no se han dado entre los colectivos sociales de Donostia y de las localidades de su entorno. En este sentido, esta aportación se sitúa en la misma línea que la acción reivindicativa antiTAV realizada el pasado mes de enero reemplazando en las laderas del monte Igeldo el gran logo de la Capitalidad DSS2016EU que preside la ciudad por el lema “AHT TAV EZ” y la posterior mesa redonda sobre “Infraestructuras, TAV y Capitalidad Cultural 2016: ¿Transformación cultural o mercantilización de la ciudad?” que reunió a decenas de personas en el Gaztetxe Kortxoenea en febrero. En aquella ocasión varias personas manifestaron su interés por dar continuidad a la iniciativa y a ello quiere invitar este trabajo.
A su vez, queremos dejar claro que si este documento contiene una crítica a la actuación de todos los partidos políticos, incluido al gobierno municipal de Bildu –para ello analizamos en el primer capítulo el proceso que ha desembocado en el actual clima de adulterado consenso político–, no se trata sin embargo aquí de atacar aquí a nadie en particular, sino de aportar una reflexión crítica y argumentada que permita abrir perspectivas al cuestionamiento y a la contestación social a la Capitalidad. Efectivamente, creemos que gestionar las instituciones siempre acarrea el riesgo de aceptar el contenido del sistema –en este caso la Capitalidad Donostia 2016–, mientras que los colectivos sociales hemos de actuar con independencia para favorecer la respuesta a un evento que participa de la cultura capitalista en el sentido más profundo. A este respecto, recogemos las siguientes intervenciones del público que hubo en el debate de febrero:
–“Creo que estamos perdiendo el norte. Aquí han cambiado las actitudes y las “pegatas” en función de los cambios que ha habido en el gobierno municipal, pero el modelo sigue siendo el mismo. Recuerdo como en los mismos días del festival “Rompeolas” se celebraban las fiestas de mi barrio, y nos negaron el permiso para instalar un mercadillo, mientras que el centro de Donostia estaba todo lleno de tablados, de propaganda y de chiringuitos. ¿Participación? ¿Qué… para embellecer el programa? ¿Pero de qué podemos hablar? ¿Sobre qué podemos decidir? ¿Realmente ha sido la población donostiarra quien hemos decidido que el 2016 es una de nuestras prioridades?… ¿Puede ser 2016 un modelo a seguir, o hará falta por nuestra parte crear otro modelo? Yo desde luego ni creo ni participaré en este proyecto, eso lo tengo claro”.
–“En 2011 estaba poniendo pegatinas denunciando la capitalidad. Luego llegó Bildu a la alcaldía y apareció que se podía hacer, o sea, ¿hay que hacer porque ha cambiado el alcalde?… Pues no. ¿Quién decide esas capitalidades? ¿Y de qué Cultura?… Veo que es exactamente una cosa que nos venden para que siga en marcha toda la maquinaria. ¡Vaya mentira de pies a cabeza!”…
Así que, a pesar del giro que han tomado los acontecimientos a nivel institucional, lo cierto es que entre la gente siguen escuchándose voces críticas y hay quienes proponemos desarrollar con toda naturalidad un movimiento de contestación. Porque, aun cuando por ejemplo Santi Eraso (entre 2009 y 2011 Director Cultural de la candidatura para la Capitalidad, actual asesor de la Oficina de 2016) en aquellos mismos días de la mesa redonda llegó a manifestar que “las menciones al TAV que figuran en el proyecto fueron una imposición del anterior equipo de gobierno municipal, contra mi opinión personal”, a lo cual añadía que “nosotros desde el principio tratamos de diferenciarnos de esos modelos y su vinculación a la Europa del capital, de la que lamentablemente han colgado en muchas ocasiones las marcas de las capitales europeas de la cultura”… de ninguna forma se entiende cómo van a poder realizar ese milagro.
2) HISTORIA DE DONOSTIA 2016:
De las respuestas sociales iniciales al adulterado clima de consenso institucional actual:
La idea de presentar la candidatura de Donostia a la “Capitalidad Europea de la Cultura del 2016 en España” fue impulsada a partir de 2009 por el anterior alcalde Odon Elorza (PSOE) y tuvo al parecer su origen en la Oficina Estratégica de la ciudad. A partir de entonces, la gestación del proyecto fue el resultado de un compromiso entre aquel alcalde y un equipo de agentes culturales encabezados por Santi Eraso, entonces director de “Arteleku”, que desde la “radicalidad” teórica de sus planteamientos aportaron las “ideas” que le faltaban a la aspiración municipal. Con lo que nadie contaba era con que el PSOE fuera a perder a favor de Bildu las elecciones municipales celebradas justo un mes antes de que, en junio 2011, el jurado europeo proclamara en Madrid vencedor al proyecto DSS2016EU frente a otras ciudades como Córdoba o Pamplona, donde el Ayuntamiento dirigido por Yolanda Barcina también presentaba su candidatura. De esta forma, el ambiente enrarecido estaba servido en el menú, azuzado por la ambición del anterior alcalde por tutelar lo que era la “niña de sus ojos” y por los ataques lanzados desde la derecha española, que desde luego tampoco ve con buenos ojos que la coalición soberanista gestione el proyecto.
Al principio hubo reacciones sociales y expresiones de rechazo, surgidas de modo intuitivo ante la hipocresía municipal que en el proyecto de la capitalidad alardeaba de “participación”, convivencia en paz y de promoción de la cultura vasca. Entre otras cosas, se sacaron pegatinas con el lema “Donostia Capital de la Tortura” y otras que denunciaban la “cultura del Capital” dibujando el logo de Donostia 2016 con el “peine de los vientos” de Txillida en forma de símbolos del euro; y aquel incipiente movimiento de denuncia culminó en abril del 2010, cuando varias comisiones de fiestas, asociaciones de vecinos y agrupaciones de defensa del euskara dieron un paso más convocando una manifestación bajo el lema “Tantos mensajes…tantas (2016) MENTIRAS!” ante el tamaño que estaba adquiriendo la campaña de marketing orquestada por el Ayuntamiento sobre la candidatura de Donostia a la Capitalidad Europea de la Cultura. En aquella convocatoria se llamaba por tanto a “responder a esta colosal propaganda difundiendo ampliamente las reivindicaciones culturales, sociales o económicas de cada uno y una, desde su ámbito y experiencia”; y tras denunciar “la falsedad de los mensajes que están difundiendo, tales como que impulsan la participación activa de los ciudadanos y ciudadanas, que es una ciudad en la que dos idiomas (euskara y castellano) conviven en los ámbitos sociales y culturales, que impulsan la creatividad de los ciudadanos y ciudadanas… y otros tantos entorno a la paz, el mar o la eurociudad cultural”, terminaba preguntando: “¿Cuál es la finalidad de esta costosa campaña? ¿Patrocinar un descarado lavado de cara utilizando mensajes populares y progresistas? ¿Lograr un impresionante incremento del turismo? ¿Justificar la construcción de infraestructuras denominadas “estratégicas”? ¿Cuál?”
Con la llegada de Bildu al Ayuntamiento, donde gobierna en minoría, el antagonismo se diluyó, debido en parte a que inmediatamente después de ganar la candidatura a la capitalidad, siguió un periodo de silencio del Ayuntamiento y de trabajo interno de la Oficina de 2016. A su vez, desde fuera cabía preguntarse si las cosas se plantearían de otro modo, a partir de nuevas premisas y la invención de un programa distinto que dieran a la marca Donostia 2016 un nuevo sentido. De algún modo, así parecía indicarlo el nombramiento de nuevos asesores culturales –la oficina reúne a una treintena de profesionales y asesores— que gozaban de un mayor reconocimiento en el entorno de la cultura popular vasca. En este contexto, la crítica se vió frenada y difuminada por lo ambiguo de una situación en la que muchas personas no se mostraban además nada deseosas de emplearse en la contestación de un evento en el que contaban con numerosas relaciones de amistad. Y también será cierto que en el presente trabajo pueden faltar quizás matices importantes acerca del desarrollo interno del proyecto que se critica.
A partir de ahí, los problemas no vendrían ya de una contestación social prácticamente inexistente durante el periodo gobernado por Bildu, sino que surgirían de los ataques lanzados por el Grupo Vocento y sobre todo por el PSOE, con Odon Elorza a la cabeza. Progresivamente, en efecto, ha sucedido que las disputas partidistas –con todas sus secuelas de cuestionamiento de nuevos cargos directivos y asesores, supuestos abandonos, filtración de documentos y acusaciones de “sectarismo”, “opacidad” y “falta de liderazgo”– han ido en aumento, hasta llevar la gestión de la Capitalidad a una fuerte crisis que ha estallado finalmente el pasado mes de abril, cuando la directora general de la Oficina de 2016 ha presentado su dimisión culpando a las instituciones y a la “batalla política entre partidos” del “bloqueo” del proyecto, a la que ha seguido la renuncia de la directora de comunicación y la destitución de la directora cultural, dejando a todo el tinglado sin dirección alguna.
Ahora bien, la respuesta a la crisis ha consistido en un completo cierre de filas institucional en torno al proyecto y no parece que el problema haya radicado realmente en discrepancias de fondo. En cuanto a esto, tanto el alcalde como la Oficina del 2016 y Santi Eraso (el “ideólogo” y coordinador del proyecto DSS2016EU que ganó el concurso) niegan tajantemente la posibilidad de que hayan chocado modelos diferentes, al asegurar que todos mantienen una “total fidelidad” al proyecto y al programa original, “no se alteren ni los valores, ni los objetivos”, “Bildu no ha modificado ni una sola coma del proyecto”… a la vez que hemos asistido a una catarata de reacciones adornadas de unidad que han saltado a la plana mayor de la política vasca. En fin, esta cuestión ha ocupado y preocupado a los políticos del ayuntamiento más que cualquier otra cosa, hasta el punto de haber llenado durante todo un mes su agenda con una intensa aparición en los medios de comunicación que se ha convertido ya en una auténtica película, incluyendo la escenificación de una inédita conferencia de prensa en la que los representantes de todos los partidos posaron sonrientes para una foto de unidad vistiendo camisetas de la Capitalidad 2016 (lo cual logró desde luego darle un elemento de extravagancia a la situación) y la aprobación de una solemne declaración institucional para “reiterar la apuesta y el compromiso unánime de todos los grupos políticos para sacar adelante el proyecto de la Capitalidad y superar los problemas que están lastrando el desarrollo del proyecto cultural y de la estrategia global de marketing y promoción cultural, económica y turística de la ciudad”, garantizando asimismo “el cumplimiento del espíritu y la letra” del proyecto. Y es que, al parecer, para los políticos del ayuntamiento estamos de un modo absoluto obligados para con la Capitalidad Cultural Europea.
En esta sucesión de acontecimientos, creemos que Bildu se ha inclinado por una subordinación cada vez más total y que ello ya se hizo patente dos meses antes, precisamente con motivo de la tensión que siguió durante varias semanas a la acción reivindicativa anti-TAV realizada en enero, cuando el enorme logo “DSS 2016 EU” promotor de la Capitalidad Cultural fue reemplazado con el lema “AHT TAV EZ” y éste permaneció visible durante 10 días desde la bahía de La Concha. En efecto, mientras que la entonces directora de la Capitalidad declaró que no consideraba grave el incidente, trató de desmarcar a Donostia 2016 del TAV y defendió el derecho de la ciudadanía a expresarse, Bildu acabó en cambio cediendo incomprensiblemente las presiones lanzadas por los políticos y medios de comunicación que solo saben hablar con la boca llena de cemento; de manera que a mediados de febrero todos los partidos políticos del Ayuntamiento (Bildu, PSE, PNV y PP), acordaron por unanimidad a propuesta del PSOE “transmitir el profundo malestar del Ayuntamiento” y “reprobar la actitud de la directora del 2016” porque no ordenara actuar para retirar el lema anti-TAV de inmediato, además de que según el PSOE, ésta se atrevió a “cuestionar la vinculación de la Capitalidad con el TAV”. Aquel acuerdo municipal se puede considerar como la primera decisión unánime en torno al 2016 y fue ya un síntoma de toda la deriva posterior. Igualmente, cuando la misma directora de la Oficina presentó a principios de abril su dimisión, ni siquiera se agotó el plazo de 24 horas de reflexión que el Patronato de 2016 le había concedido para que reconsiderara su postura “por el bien del proyecto”: horas antes, todos los grupos políticos del Ayuntamiento aprobaron de nuevo por unanimidad la petición del PSOE de que, independientemente de lo que decidiera la “directora chantajista”, la Fundación no aceptase su vuelta.
Desde entonces, Bildu aparece incapaz de entonar la más mínima nota discordante en el adulterado clima de consenso institucional, a la vez que el alcalde Juan Karlos Izagirre, incapacitado desde el primer momento de la crisis para decir nada más que un patético “esto seguirá adelante sí o sí”, enseguida se ha puesto a repetir una y otra vez las llamadas triviales a “apoyar el proyecto” para volver a “motivar e implicar a la ciudadanía”.
Entretanto, los propios trabajadores del equipo técnico de la Oficina de 2016 han salvado la papeleta a las instituciones, aceptando formar durante la crisis una “dirección transitoria” para dirigir provisionalmente el proyecto hasta que el Patronato designe un nuevo nombre para el puesto de la Dirección General que, según el asesor Santi Eraso, debería recaer en un “líder relacionado con las partes más políticas y empresariales del proyecto” para centrarse en la búsqueda de patrocinios privados. Y en la trastienda, se ha producido posiblemente un mayor fortalecimiento del poder de las élites gestoras de la ciudad, toda vez que el Gobierno municipal se muestra dispuesto a ceder alguno de sus representantes en el Patronato para incluir en su lugar al PSOE (el único partido actualmente sin representación en dicho órgano) para “estabilizar” Donostia 2016, y el propio Ayuntamiento ha creado una comisión de “coordinación” formada por varios “pesos pesados” de la administración municipal vinculados a la gestión del proyecto original, como son el director de la Oficina Estratégica (que estuvo en los orígenes de la candidatura) y los directores de Turismo, Fomento y Cultura, junto con la exjefa de Gabinete de la Alcaldía de Odon Elorza.
Después de todo ello, a nuestro entender parece evidente que si no reaccionamos, la necesaria crítica social a la Capitalidad puede terminar ahogada bajo la oleada de disputas partidistas y dudosos arreglos institucionales.
3) ¿QUE SON CAPITALIDADES EUROPEAS DE LA CULTURA?
Las capitalidades europeas de la cultura participan de la cultura capitalista en el sentido más profundo. “Esas “capitalidades culturales” son pura exhibición de poder, grandilocuentes, retóricas, vacías. Además de ser una fuente de legitimación simbólica para los poderes públicos, los elementos “culturales” son cada vez más sólo negocio”, dice Manuel Delgado. Las marcas son un fenómeno comercial y comunicativo del nuevo capitalismo, advierte igualmente Unai Fernandez de Betoño: “Con la Capitalidad Cultural de Donostia 2016, igual que con la marca Gasteiz Green Capital, lo que se busca esencialmente es atraer dinero, turistas, inversores. Las ciudades se han convertido en elementos clave para fomentar la economía, y en consecuencia, la ciudad misma se vuelve en una mercancía”. Efectivamente, la cultura es en ese sentido, como ya se encargaron de demostrar diversos macroeventos, una imagen comercial explotada por las élites gestoras que dirigen las ciudades, explica Miquel Amorós. De manera que la Capitalidad Europea del 2016 es sin duda, en primer lugar, una herramienta de comercialización de la ciudad, puesto que proporciona la “marca” buscada para vender Donostia mediante una operación de marketing en la que destaca la perspectiva de promoción turística.
Pero la Capitalidad no es solamente una herramienta de comercialización turística a secas, sino que se trata además de una trama más fina y sofisticada: bajo la retórica de lo cultural, se trata efectivamente de un auténtico dispositivo de captura que busca “movilizar las emociones” e integrar las dinámicas ciudadanas, con el fin de alcanzar una movilización total de la ciudad hacia un solo proyecto en el que todo debe entrar a formar parte de “Donostia 2016” y al que nadie debe escapar, como si fuera un virus o un verdadero chicle que nos han pegado a todos.
Esto explica la doble función que juega la marca Donostia 2016, es decir: se trata por un lado de una gran operación de marketing turístico hacia el exterior, pero que se conjuga a la vez hacia el interior con la constante llamada a la “participación ciudadana” y a “movilizar la ilusión y la conexión emocional de la ciudadanía con el proyecto”, con el objetivo de que la población local “haga suyo el espíritu de la Capitalidad, lo aplique a su vida cotidiana y cree sus propias propuestas”. De ahí también que en la programación de Donostia 2016 (como veremos más adelante), además de los “grandes acontecimientos” concebidos como puro exhibicionismo “a fin de adquirir una gran dimensión social e impacto internacional, de modo que serán las actividades con mayor capacidad de movilización ciudadana y atracción turística”, se plantean asimismo toda una serie de elementos y actividades heterogéneas, dirigidas a integrar todas las expresiones y dinámicas ciudadanas posibles, incluidas aquellas que se han situado al margen de la cultura oficial. En el fondo, la caracterización de esta clase de evento nos la ofrece la propia Comisión Europea (que es la promotora de las capitalidades), cuando dice que: “En particular los festivales y las Capitales Europeas de la Cultura producen importantes beneficios económicos y se utilizarán como laboratorios para el desarrollo de la participación ciudadana en el proceso creativo”. Entrelíneas esto viene a significar que se trata de movilizar el difuso potencial creativo de las poblaciones urbanas, entendido como un nuevo activo a explotar y rentabilizar en términos económicos. Mientras que, paradójicamente, demostrando que la cosa no va dirigida a ellos, conocidos artistas locales afirman que “muchos profesionales de la cultura sienten la capitalidad como algo ajeno y opaco”, porque “no han sido consultados ni citados a hablar en ningún momento de este proceso”.
Finalmente, se observa que la constante llamada a “movilizar las emociones” supone la inhibición del pensamiento y la obligación de participar, seducidos por la engañosa idea de la “oportunidad”, en un acontecimiento esencialmente tramposo. Pero ¿oportunidad para qué?
La mercantilizacion de la cultura:
“La creatividad sigue siendo un recurso por explotar”, se afirma en una declaración de las Naciones Unidas (2004), indicando que resulta imposible abordar la crítica de la Capitalidad Cultural sin referirse al proceso de mercantilización de la cultura desarrollado a nivel mundial. Concretamente, el proyecto de las Capitalidades Europeas de la Cultura era lanzada en 1985 por los ministros de cultura de la UE en plena sintonía con la apuesta de la Comisión Europea por aumentar las inversiones en la cultura y la creatividad como motor económico. A partir de esta concepción de la “cultura” como activo a explotar y factor estratégico para el crecimiento económico, el reto de las políticas impulsadas desde las instancias europeas consiste en promover los sectores de la cultura y la creación como un elemento clave para el crecimiento económico de la UE y forjar una imagen atractiva y dinámica de la “Economía Creativa” europea que afirme su competitividad y presencia a nivel mundial. Basta echarle un vistazo a algunos documentos (programa Europa Creativa, proyecto CATALYSE, Estrategia Europa 2020, Forum d’Avignon, Informe sobre Economía Creativa de la Conferencia de las Naciones Unidas, Programa de Ciudades Creativas de la UNESCO, Forum de Ciudades y Territorios Creativos de España, etc.) para darse cuenta de lo que tenemos delante y de la ideología que subyace en estas propuestas: camufladas bajo la apariencia dócil de la creación cultural, todas las orientaciones van dirigidas a la mercantilización de la cultura y se encaminan además de forma intensiva en una dirección “liberalizadora”, cuando proclaman que las fuerzas económicas del mundo de los negocios van a asumir un papel impulsor del sector cultural para rentabilizar la explotación del “valor de las ideas y de su capacidad para generar beneficios” en términos empresariales.
El proyecto de la Capitalidad Cultural Donostia 2016 recogido en el “Documento Final” DSS2016EU es a este respecto meridianamente claro en sus propósitos: insiste en promover la creación de una Fundación Empresarial por la Cultura y la Creatividad, precisando además que ello se plantea “sin renunciar a nuestros objetivos, valores y propuestas creativas, entre otras cosas porque es esa creatividad, y son esos valores, los que resultan altamente atractivos para las empresas”. Así que aboga por la creación de una Fundación privada “con vocación de permanencia en el tiempo, que aglutine a un gran número de PYMES y también a aquellas grandes empresas que lo deseen, que a menudo tienen ya definidas sus propias políticas de Responsabilidad Social Corporativa”. En efecto, dice por otro lado, “los paradigmas de antagonismos ya no funcionan. Cada vez más, las convergencias y convivencias desempeñan un papel fundamental. Muchas de ellas surgen cuando el sector privado percibe que la cultura no es coste, es inversión”… De manera que “DSS2016EU hace una apuesta decidida por la economía creativa” e incluso nos presenta el Patronato de 2016 (formado por el Ayuntamiento, la Diputación, el Gobierno Vasco y el Ministerio de Cultura) “no sólo como ente financiador, sino como co-impulsor de una filosofía más abierta de relación entre la cultura, las necesidades sociales y las empresariales”; proponiendo una “concepción abierta de la relación cultura-empresa” dirigida a “la generación de estructuras y canales permanentes de vinculación entre el mundo empresarial y la cultura”. Es más, según DSS2016EU, “la fábrica social funciona de un modo difuso las 24 horas del día. Así, lo trabajado, lo soñado, lo holgado (lo real, lo imaginario, lo simbólico), todo ello será productivo, en un proceso de cambio de paradigma hacia una sociedad dominada por el “trabajo inmaterial”. Las formas de hacer y pensar el arte pasan a ocupar un lugar instrumental privilegiado dentro de este modelo de la sociedad del conocimiento”.
En esta misma lógica, el Forum d’Avignon celebrado el pasado mes de marzo en Bilbo bajo el ecológico lema de “La ciudad como ecosistema cultural” también nos mostró en su “Manifiesto 2014: Reinventando un nuevo espacio creativo europeo” cómo “la cultura ayuda a impulsar el desarrollo económico de las ciudades, incrementa el grado de innovación y creatividad y resulta decisiva a la hora de afrontar un atractivo y una competencia globales”. Frente a lo cual, escribía el escritor y crítico Josu Montero: “Precisamente la cultura aún no usurpada por estos expertos en esterilizar el lenguaje ha de combatir y obstaculizar obstinadamente el movimiento de la eficaz maquinaria de la conformidad, la adaptación y la rentabilidad, que navega hoy viento en popa”.
Debemos tener claro que las capitalidades europeas (Donostia 2016 sería la capital nº 53 o 54 junto con la ciudad polaca de Wroclaw) se desarrollan en el marco de la mercantilización de la cultura y cumplen una función legitimadora de una profunda reestructuración de la sociedad capitalista. Según dicen, tras el declive de las economías y ciudades industriales, se apunta a proyectos de “Ciudades Creativas” en las que “la creatividad sea el petróleo inagotable de su economía” en la nueva “Era del Conocimiento”, la cual entraña igualmente la vuelta hacia la ideología del crecimiento económico sin límites que pregona el capitalismo. Nos adentramos pues en una nueva fase de desarrollo en la que el capital acude allí donde la riqueza y diversidad del tejido cultural y formativo favorece la producción de “ideas creativas”; de ahí que la celebración de grandes acontecimientos como son las capitalidades europeas de la cultura sirve de catalizador para que las ciudades candidatas aceleren una profunda transformación generando nuevos espacios para las “Industrias Culturales y Creativas” (éstas engloban el sector audiovisual, entretenimiento y multimedia, la música, el ocio, el diseño y la moda, la arquitectura, el turismo cultural, el lujo, etc.) que se encuentran entre los sectores económicos emergentes más dinámicos del comercio. “Hay muchísimo dinero en el mundo y hacen falta proyectos para captarlo”, afirma Alfonso Vegara (Presidente de la “Fundación Metrópoli-proyecto cities” y redactor de las Directrices de Ordenación Territorial “Euskal Hiria NET” del Gobierno Vasco); en estas directrices el nuevo modelo socio-territorial de la “Euskal Hiria” se plasma en la construcción de grandes infraestructuras y en el desarrollo de “Ejes de Transformación y Creatividad”: “Los Ejes de Transformación son una oportunidad para impulsar la innovación y la creatividad, la cual es la base para la vida y la economía del siglo XXI y tienen la cualidad de estimular la atracción de las “clases creativas” de nuestra sociedad”. De manera que “el objetivo es crear un tejido económico basado en la creación, producción y exhibición de una oferta cultural de vanguardia”, dice DSS2016EU.
En este contexto, como dice Marina Garcés en “Abrir los posibles”, la cultura se ha convertido en el principal instrumento del capitalismo avanzado, transformándola en el mecanismo y el pasatiempo de un sistema a la vez colorido y brutal en el que todo puede ser consumido e integrado. Por eso, en la actual fase del capitalismo, la cultura asume también la función de neutralizar y de despolitizar las relaciones sociales, sin tener ninguna potencialidad emancipadora ni ningún poder de transformación o de cuestionamiento. Y esa neutralización, según advierte el texto “Barcelona 2004: el fascismo postmoderno” (publicado por Espai en Blanc con motivo del “Foro de las Culturas” celebrado en Barcelona en 2004), se efectúa mediante una movilización total de la diversidad socio-cultural y su simultánea subordinación al universo económico capitalista. De esta manera, “cada opción, debidamente organizada y neutralizada, es movilizada y puesta a trabajar” para que funcione toda la maquinaria. Asi pues, mediante la movilización total a la que nos convoca la marca Donostia 2016, la cultura ofrece una experiencia despolitizada de la libertad y de la participación.
Vivir bajo el bombardeo turístico:
Otro aspecto a resaltar es el brutal crecimiento del turismo que sufrirá la ciudad en los próximos años. Hoy en día, todas las ciudades y metrópolis se orientan hacia el turismo, porque lejos de ser un fenómeno trivial se ha convertido en uno de sus máximos negocios, un “factor de internacionalización” de primer orden y un indicador de la transformación del territorio y de las ciudades en empresas que se ofrecen a sí mismas en el mercado. Así que la marca de la capitalidad europea de la cultura Donostia 2016 es uno de los ejes del plan de turismo para ampliar el mercado turístico de la ciudad en el extranjero. De hecho, DSS2016EU pretende establecer un hito en el crecimiento del turismo vinculado a una clase media internacional opulenta: si en 2013 Donostia registró cerca de medio millón de visitantes, lo que supone un record histórico, en 2016 el turismo debería alcanzar según sus previsiones 1.400.000 pernoctaciones hoteleras en Donostia a la vez que “la cota de 2.500.000 en el entorno metropolitano”. El concejal de Turismo, Josu Ruiz, asegura que “Donostia es un destino que está de moda” y apuesta por desarrollar una campaña de promoción “online” con el objetivo de generar una “imagen y una marca de la ciudad” para comercializar Donostia en todo el mundo como destino de “calidad, excelencia y exclusividad para un tipo de turista con un nivel económico, gustos e intereses culturales”. El director de Turismo, Manu Narvaez, añade que en los próximos años, además de favorecer la conquista de “mercados emergentes” de visitantes japoneses y rusos, la capital gipuzkoana se centrará preferentemente en el mercado norteamericano, que está “muy unido al concepto de exclusividad” y “le gusta descubrir nuevos espacios con unos valores muy cercanos a la excelencia”. Ello concuerda con los objetivos del Gobierno Vasco, que también apuesta fuertemente por el “Turismo Cultural”, lo cual no es más que un eufemismo, porque el turismo es masivo y depredador por naturaleza: así, afirma que si en 2011 la CAPV alcanzó el tope de turistas con 2’7 millones visitantes, en los próximos años el objetivo va a ser crecer aún más en el mercado internacional hasta lograr 4 millones de turistas en 2020, fortaleciendo la “marca Basque Country” que vende Euskadi como “un destino único, con una oferta que se sustenta en un modo de vida, un estilo, en lugares y vivencias irrepetibles en ninguna otra parte del mundo”. La idea va dirigida a turistas de congresos, de negocios, de fines de semana, y sobre todo, a turistas culturófagos. Respecto a estos últimos, el proyecto DSS2016EU pierde todo rubor y “pone énfasis en el mantenimiento de la propia identidad como recurso turístico único y singular, tanto por razones culturales y sociales como por su valor diferencial y fuente de ventaja comparativa”. Por ello, concluye, “específicamente, buscaremos llamar la atención sobre aquellas personas que habitualmente viajan por motivaciones a medio camino entre su trabajo y su tiempo de ocio, atraídos por grandes eventos culturales o por actividades concretas y especializadas. Un perfil muy habitual entre los trabajadores culturales y la emergente clase creativa”. Y finalmente, como si todo esto no fuera suficiente, luego interviene el Comité Europeo de Seguimiento y Control de las Capitalidad para insistir en sus recomendaciones en que el programa debe realmente “garantizar la dimensión europea” del proyecto y evitar lo que denomina “topo tipo de tropismo que resultara en la organización de una celebración de la cultura vasca dirigida exclusivamente al público local”; para lo cual urge a ofrecer verdaderos “paquetes pre-elaborados atractivos para el turismo español y europeo”.
Por supuesto, ni se habla de las consecuencias sociales de esta oleada de turistificación. En ese marco, el derecho de los habitantes queda superado por el derecho de los turistas y se asiste a la masificación y mercantilización total del espacio urbano, transformando las calles cada día más en una vasta zona turística, de ocio y comercial, a la vez que se va aboliendo lo que quedaba en la ciudad de los vestigios de la cultura obrera y los restos de la independencia de los vecinos: “En Donostia han destruido todo lo que está relacionado con el mundo obrero (…) El turismo es invasivo, y trae servidumbre”, dice el escritor Koldo Izagirre. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la nueva “ordenanza municipal de terrazas” que viene denunciando la Asociación de Vecinos de la Parte Vieja Parte Zaharrean Bizi Auzo Elkartea, porque “cede a la industria del ocio y del turismo, con el sector de la hostelería a la cabeza, la ocupación y privatización de una buena parte del espacio público de la ciudad y de la Parte Vieja”, mientras que “los supuestos beneficios económicos que la hostelería genera para la ciudad, que en realidad van a los bolsillos de ellos mismos, solo contabilizan impuestos recaudados, empleo precario y datos económicos inflados suministrados por sus fuentes”. A su vez, la especulación inmobiliaria y comercial destruye el patrimonio con operaciones como el derribo previsto del antiguo “Bellas Artes” para hacer un hotel y afecta incluso a la gran “infraestructura cultural” de Donostia 2016 actualmente en construcción en “Tabakalera”: en efecto, dado que no saben cómo rentabilizar las enormes dimensiones del edificio de la antigua fábrica destinada a acoger un “Centro Internacional de Cultura Contemporánea”, éste acogerá un restaurante caro y con una de las vistas más “espectaculares” de la ciudad en la planta alzada sobre el tejado, a la vez que, según algunos comentarios, el recinto podría contar además con un área FNAC, un Corte Inglés o el primer espacio Inditex dedicado a la cultura. Por último, la expulsión disimulada de las población sin recursos de una ciudad de elevados precios y en la que los jóvenes no encuentran piso, el control policial generalizado y la limitación de los mecanismos de protesta, hacen el resto.
Otras cuestiones relevantes:
Junto con la mercantilización de la cultura y la promoción de una imagen de marketing de la ciudad con destino al turismo, existen también otros aspectos a resaltar:
La financiación de un proyecto costoso:
La financiación del presupuesto total de 89 millones de euros inicialmente previsto para Donostia 2016 (luego reducidos a 62 millones) recae sobre todo en el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Vasco, que aportan alrededor de 18 millones de euros cada uno para cubrir más del 60% de los gastos programados alrededor de este evento hasta el año 2020 (por ejemplo, el presupuesto para este año 2014 roza los 8 millones de euros); mientras que el Ministerio de Cultura aportaría 11 millones y el resto se obtendría a través de los patrocinios de empresas privadas (20%) entre las que encontramos varias constructoras (como Amenabar y FCC…) y ventas (5%).
El enorme peso del marketing:
Hay que resaltar el enorme peso de los gastos de promoción y Marketing del evento, que por sí solos suman una partida de 18 millones de euros. Además, en su plan de comunicación, la Oficina de 2016 no solamente pone énfasis en el diseño de “toda una estrategia digital” que pondrá “mucho foco en las redes sociales y en los nuevos espacios relacionales generados por las últimas tecnologías de la comunicación”, ámbitos en los que el proyecto DSS2016EU propone llevar a cabo “campañas y acciones digitales en las que prima lo transgresor, lo emocional y el estilo atractivo que ha de tener cualquier acción que pretenda ser contagiosa”; sino que por otra parte, dice que “se trabajará para promover acuerdos con empresas de ámbito vasco, pero también con las empresas españolas más internacionales y que están presentes en todo el mundo, como por ejemplo Inditex, Movistar, Repsol, Spanair o Banco de Santander”, para que estos difundan el proyecto DSS2016EU “para proyectarnos en Europa e internacionalmente y alcanzar un efecto movilizador mucho mayor”.
La apología del TAV y de las grandes infraestructuras:
El proyecto DSS2016EU no se queda para nada corto en su apología del desarrollismo, cuando nos habla de que “coincidiendo con el período de preparación y desarrollo de DSS2016EU están previstas inversiones superiores a los 5.000 millones de euros, donde destacan las inversiones en grandes infraestructuras de transporte y comunicaciones como el TAV o el metro, de modo que en 2016 la ciudad estará en las mejores condiciones de acoger la Capitalidad Europea de la Cultura”. (…) Los proyectos estrella serán el AVE y el Metro (…) Para 2016 el tren de alta velocidad o AVE conectará Donostia con Bilbao, Vitoria y Pamplona en tiempos que rondarán la media hora y con Madrid en algo más de dos horas, aumentará el flujo de visitantes a la ciudad y facilitará a los europeos la visita de la ciudad (…) La participación de la ciudad en la Red de Alta Velocidad Europea –que conectará con los principales mercados turísticos españoles y europeos–, la red de aeropuertos internacionales del territorio, y la conectividad interna que la Y vasca y el Metro del área metropolitana aportan, generan un espacio de tránsito clave para la apuesta turística de la Candidatura”. Etc, etc. No en vano, la construcción del TAV estaba prevista concluir para el 2016, coincidiendo con la Capitalidad Europea de la Cultura, aunque la finalización de las obras se halla actualmente aplazada sin fecha creíble a pesar de los enormes gastos que están haciendo los gobiernos. Pero además, DSS2016EU también nos vende como “excelencias” de la ciudad “la tupida red de autopistas y autovías de Gipuzkoa y del conjunto de Euskadi”, sin olvidar que “además del aeropuerto de San Sebastian, en un radio de 100 kilómetros se encuentran los aeropuertos de Bilbao, Vitoria, Biarritz y Pamplona”, “la nueva estación intermodal subterránea que se construirá junto a la estación del TAV” en Atotxa, y que “el puerto será trasladado al exterior” en Pasaia. Así, el hecho de que una “ciudad creativa” no puede presentarse como “atractiva” sino a través de sus grandes eventos culturales y la consolidación de una amplia base de infraestructuras, se encuentra aquí plenamente corroborado. Más claramente aún, en un artículo en el que llegaba a proponer la creación de una “Asociación Amigos de la Y Vasca”, Jon Azua (ex vice-lehendakari del Gobierno Vasco y presidente de Enovatinglab, S.L.) también nos decía que el TAV “genera un nuevo espacio para la ansiada economía creativa (…) Los territorios creativos con clara proyección internacional habrán de proporcionar el mejor clima empresarial e innovador, de bienestar y excelencia conectora con el mundo a partir de megaestructuras de transporte” (“Y Vasca: Más allá de la infraestructura”, publicado en la revista “Hermes” de la Fundación Sabino Arana en octubre 2007).
Las alabanzas a la Eurociudad:
Intimamente unido a lo anterior, DSS2016EU se presenta como una capitalidad “atlántica y transfronteriza en medio de la gran Eurociudad Bilbao-Bayona” (sic), y termina su pequeña lección de geografía explicando que “la conurbación de Donostia-San Sebastian, en sentido amplio, es el núcleo de un proyecto que engloba toda la eurorregión que va desde Burdeos hasta Bilbao”… Con esto da carta de naturaleza a un modelo territorial metropolizado y depredador del territorio.
La adhesión a una arrogante mentalidad europeísta:
Con tal de seducir a la Comisión Europea, DSS2016 se atreve incluso a dar lecciones diciendo que “Europa necesita un nuevo espíritu (…) Si Europa quiere seguir jugando un papel importante en este mundo globalizado, debe levantar la bandera de la cultura y la democracia como patria de la humanidad”. Por otra parte, incluye en su programa actividades destinadas textualmente a promover la “esperanza en el futuro de la Unión Europea”. Añade que Donostia es “una ciudad orgullosa de su tradición liberal-progresista” y “también de su identidad euskaldun que ha de saber adaptarse a los nuevos tiempos y compaginar su identidad cultural plural con la modernidad, la globalización”… Con esas trivialidades legitima todo un modelo ampliamente cuestionado y contestado.
La lectura unilateral de la cuestión de la violencia:
Utilizando un lema equívoco como “la Cultura para la Convivencia”, DSS2016EU se arroga la posesión de la verdad absoluta: cuando habla de hacer frente a la violencia, no sólo se refiere a la cuestión vasca, sino “también a los diferentes conflictos sociales que se extienden a lo largo y ancho de toda Europa (…) Queremos que Donostia-san Sebastian se convierta en referencia internacional de la cultura de paz y la educación en valores, desde la superioridad ética de la no violencia, concebida como rechazo a la guerra y al terrorismo, así como a cualquier otra forma de violencia”. Presunciones todas ellas tan discutibles como interesadas.
¿Economía creativa? :
También es importante evitar un posible malentendido cuando nos hablan de “economía creativa” y de “invertir en creatividad”. En efecto, el concepto de “creatividad” parece ser ya la idea comodín que sirve para maquillar la prometida nueva etapa de crecimiento económico; pero es sabido que el conjunto del sistema se caracteriza mucho más por lo que destruye que por lo que crea, en la medida en que no puede seguir desarrollándose más que a partir de la expansión permanente de sus bases físicas (extracción, energía, infraestructuras, producción, transporte…). Lo que sucede es que en adelante la explotación y la transformación tendrán además lugar, “en gran medida, por la actualización constante del capital humano de la metrópoli, obligando a poner el énfasis en las personas y sus valores como clave estratégica para el desarrollo” de la economía, según anunciaba la asociación “Bilbao Metrópoli-30”. “Las capacidades creativas” –nos dice por otra parte la Comisión Europea– “deben adquirirse desde una edad temprana”, entre otras cosas “a fin de estimular la demanda de los consumidores por acceder a una gran variedad de contenidos y productos más diversos y sofisticados”… A todo esto, también se observa que una nueva división se dibuja en la sociedad, puesto que los protagonistas de toda esta historia son las “clases creativas”: son los dueños de un capital social rico en “redes”, esto es, la capacidad de participar en el diseño y gestión de proyectos, el cúmulo de experiencias, de contactos y de referencias cambiantes… La suma de esas competencias y su disposición a producir “ideas” para que las empresas las exploten, definen sus opciones de promoción.
4) EL PROGRAMA DSS2016EU Y SU DINERO:
Entrando en la programación del año “capital”, “creemos que tiene un potencial ilimitado para generar una fuerte explosión de programas y actividades”, dice DSS2016EU. Vamos pues a exponer seguidamente algunas muestras de las 62 actividades que durante todo el año “inundarán el territorio” y fueron programadas ya en su gran mayoría en el “documento final” ganador del concurso europeo de 2011:
Grandes acontecimientos:
– Para el acto inaugural bautizado como “Tambores de Paz” (1.800.000 euros) se anuncia que “más de 9.000 niñas y niños de toda Europa darán inicio al año de la Capitalidad Europea de la Cultura” participando en la tamborrada de la fiesta patronal de la ciudad.
– Simultáneamente, se realizará un “Bombardeo de poemas para la convivencia”, en el que “un avión que transporta mensajes de convivencia, paz, entendimiento, amor, esperanza, perdón anunciará de este modo a todo el continente europeo que el programa de DSS2016EU se mueve” (250.000 euros). “El objetivo es regar Polonia –donde la ciudad de Wroclaw compartirá la Capitalidad Europea de la Cultura de 2016 con Donostia –, esparcir los mensajes de paz de forma masiva e invasiva (…) Nuestra flota de paz bombardeará durante todo el 2016 toda Europa con poemas de paz, en colaboración con las redes de “Ciudades Interculturales” y “Educadoras”, Paris, Londres, Madrid, Berlín, Belfast, Lisboa, Varsovia”. Y añade el programa: “Todo se ha cargado en Gernika. Más de medio siglo después de que los totalitarismos sembraran la destrucción con una fuerza nunca vista contra la población civil, los europeos estamos embarcados en un proceso de integración basado en valores como los Derechos Humanos, el respeto a la diversidad y la convivencias entre pueblos y naciones”.
– Otros ejemplos de esta vasta operación de marketing de la ciudad son un tren, un barco, un circo y una oficina móvil que servirán de “plataformas móviles” de DSS2016EU, destacando la construcción de la nao San Juan que emprenderá varios viajes por la costa europea, como “buque insignia de la Capital Europea de la Cultura 2016” a la vez que servirá al mismo tiempo como “polo de atracción hacia Donostia-San Sebastian”(2.640.000 euros). Se espera que en uno de los viajes de vuelta del ballenero San Juan –se trata de la réplica de una embarcación del siglo XV que participó en la carrera de las Indias para traer oro y en la caza de ballenas en Terranova- “miles de barcos y barcazas, veleros y chalupas de toda Europa nos acompañaran para celebrar de forma lúdica este regreso a puerto”. En definitiva, la nao de San Juan –para cuya construcción no dicen nunca que talaron en Etxarri-Aranatz alrededor de 200 robles, muchos de ellos centenarios– “situará a Euskal Herria en el mapa mundial del patrimonio marítimo. Se logrará visibilidad en Europa”, dice un asesor del equipo Donostia 2016.
– Igualmente, la celebración de un millar de conciertos que durante tres días reunirán a más de 10.000 jóvenes músicos europeos en diferentes localidades vascas (incluyendo un macro-festival en el estadio de Anoeta en el que esperan congregar a 23.000 personas)
-La producción de quince cortometrajes cuyo motivo central será “Donostia como hilo conductor” (240.000 euros)
– Un “Festival Internacional de Cometas por la Unidad y la Diversidad Europea”, que promete ser un “espectáctulo aéreo multitudinario de solidaridad y esperanza en el futuro de la Unión Europea” (200.000 euros)
-La organización de un “Evento Internacional de Movilización Ciudadana” en el que Donostia volverá a ser “Capital Europea de las Iniciativas Oceánicas”, que comenzará con la llegada de ballenas flotantes tiradas por traineras y continuará con 48 horas de conciertos en escenarios flotantes y en la playa, además de contar con la participación de asociaciones, universidades, empresas e instituciones comprometidas con “la protección de nuestras costas” (550.000 euros)
– Otras acciones espectaculares como la “instalación de un sistema de iluminación jamás realizada hasta ahora” y que “modificará notablemente el paisaje urbano en una parte del centro y de la fachada marítima de la ciudad”, con la que supuestamente se pretende invitar a la ciudadanía “a reflexionar sobre el solsticio invernal” y la “adopción de un hábito de consumo más responsable” (85.000 euros).
Actividades por la paz:
En el marco de las actividades por la “paz” y la “convivencia”, se realizarán “Exposiciones sobre Tratado de Paz”, “una serie de foros de abrazo y reconciliación en los que participen personas dispuestas a construir un escenario de convivencia sostenible”, un “Encuentro Internacional de Comisiones de la Verdad, Justicia y reconciliación” (800.000 euros) y otro de premios Nobel de la Paz. Asimismo anuncia la realización de una cadena humana acompañada por actividades de carácter festivo-celebratorio que unirá en las localidades gipuzkoanas de Aduna y Tolosa los lugares donde cayeron mortalmente el primer guardia civil muerto por ETA y el primer militante de ETA que mató la Guardia Civil (150.000 euros).
Actividades dirigidas a integrar dinámicas sociales de todo tipo:
En el contexto “buenrollista” de integrar expresiones y elementos heterogéneos situados al margen de la cultura oficial, deben señalarse:
– La organización de un “Congreso de iniciativas de auto-organización popular” (180.000 euros)
– Un “Encuentro internacional de economía justa, moneda alternativa y microfinanciación” que se nos presenta como una experiencia que propone a la ciudadanía ensayar nuevas formas alternativas de financiación (bancos de tiempo, microcréditos, monedas comunitarias), incluída la creación “a modo de experiencia piloto” de una “divisa DSS016EU alternativa que, en paralelo al dinero habitual, circulará durante todo 2016 y permitirá a los gipuzkoanos y a las personas que nos visiten tomar parte en un sistema económico distinto”. Además, se organizará en encuentro internacional “¿Podemos vivir sin dinero?”, sobre posibles modelos económicos menos monetaristas y más allá del dinero” (750.000 euros).
– La realización de un “Congreso Internacional de Gastronomía, nutrición y soberanía alimentaria” y otras actividades de carácter festivo-participativo como un evento titulado “Tierra Madre” para celebrar el “Día Internacional del Slow Food” (650.000 euros).
-Un “Campus europeo para el encuentro de ONGs y otras organizaciones de cooperación internacional” que acogerá una especie de “G-20 de la solidaridad” (500.000 euros)
-Una “Feministaldia” con actividades de todo tipo que culminarán con “Futuramak”, un encuentro internacional de “madres y padres futuristas que, frente al envejecimiento de Europa, propondrá la aventura de la maternidad rejuvenecedora, emocionante, ilusionante, educadora y feliz” (200.000 euros)
-La programación de “Cien sesiones basadas en la escuela de Teatro Oprimido” (150.000 euros)
-Una “exposición de arte realizado por personas internadas en cárceles, centros psiquiátricos o centros de menores del territorio”, que tratará de “poner en valor el acto de creación y la invención de nuevos mundos simbólicos por parte de personas internadas”, incluyendo la exposición de las más de seiscientas obras que componen el “archivo de escrituras, inscripciones y arte irritado” de la cooperativa “Sensibili alle foglie” (950.000 euros)
-Sin olvidar una “Cooperarock” –neologismo que une “cooperativa” y “opera rock”– promovida con la colaboración de un colectivo cuyo embrión se encuentra en una asociación musical surgida en 1988 en una casa ocupada y que ha conseguido el apoyo de las Fabricas de Creación del Gobierno Vasco (350.000 euros).
Actividades relacionadas con la cuestión de la diversidad lingüística y la normalización de lenguas minoritarias en Europa:
Finalmente, uno de los aspectos más llamativos del programa se refiere a la cuestión de la diversidad lingüística y la normalización de lenguas minoritarias en Europa. Este hecho merece especial atención, por el efecto de reconocimiento simbólico que puede suponer para el euskara y las lenguas minoritarias. “El foco del programa cultural debería ponerse en crear conciencia en Europa sobre la riqueza y diversidad de las culturas y lenguas minoritarias que existen en los países europeos”, dice además el Comité Europeo de Seguimiento y Control de la Capitalidad en sus recomendaciones. Ahora bien, junto a este respeto teórico de las lenguas minoritarias, no podemos olvidar que las instituciones europeas no reconocen las nacionalidades y la situación lingüística de Europa, además de establecer la dominación de una lengua hegemónica (el inglés), presenta graves desigualdades: se ha establecido de facto una jerarquía entre las diferentes culturas y comunidades nacionales, haciendo que muchas de ellas tienden a debilitarse y otras están claramente en vías de asimilación, como consecuencia de la acción de los estados, que buscan reducir y borrar las identidades nacionales subalternas. Alrededor de 50 lenguas diferentes coexisten en la Unión Europea, de las que 24 son lenguas oficiales de las instituciones de la Unión Europea, mientras que los estados reconocen la existencia de alrededor de otras 20 lenguas que llaman “regionales” (por ejemplo el bretón y el euskara, que sin embargo no tienen en muchos casos reconocido ningún estatus de oficialidad, por ejemplo en el Estado francés) y otras 31 lenguas “minoritarias” habladas por minorías étnicas importantes implantadas en diferentes regiones y países (caso de los Balcanes, Rumania, Polonia…) donde existen situaciones lingüísticas complejas (por ejemplo el húngaro hablado por la minoría húngara en Croacia). En este contexto, el Estado español de las autonomías se habría convertido a lo largo de los últimos 30 años en un “ejemplo” o “verdadero laboratorio experimental de las políticas lingüísticas”, en el sentido de que la propia “Carta Europea de las lenguas regionales o minoritarias” considera en todo caso que “la protección y la promoción de las lenguas regionales o minoritarias no debería hacerse en detrimento de las lenguas oficiales”, ni de la “soberanía nacional y la integridad territorial” de los estados. Por otra parte, muchos son los que estiman que cualquier forma de globalización es portadora de pulsiones uniformizadoras, a la vez que, más allá de las diferencias lingüísticas, lo que las lenguas minoritarias acaban vehiculizando no es el patrimonio propio de cada pueblo, sino la adhesión a un sistema que pretende realizar una profunda unidad en torno a la cultura dominante con sus valores y finalidades, reproduciendo un modelo único que ejerce una dominación cultural cada vez mayor en el mundo.
Por tanto, es preciso poner de manifiesto las contradicciones que presenta el mismo proyecto DSS2016EU al abordar este asunto. En efecto, por un lado celebra el “creciente multilingüismo que permite abrir horizontes de esperanza para la integración de las lenguas minorizadas, garantizando la comunicación simultánea, de modo natural, en dos o más lenguas”, y sostiene igualmente que “al contrario de lo que pudiera parecer, la globalización y las tecnologías no arrinconan necesariamente las lenguas minorizadas, sino que suponen importantes oportunidades para su revitalización”. Pero por otro lado, contradictoriamente, advierte que: “Pero a pesar de los esfuerzos y los notables progresos, diferentes indicadores presentan un panorama general pesimista para las lenguas minorizadas en Europa y en el mundo. En realidad, para todos los idiomas que no se inscriban en el mapa lingüístico hegemónico de las relaciones de poder internacionales”. Además, el sentido de su propuesta está igualmente abierto a diferentes interpretaciones, cuando anuncia por ejemplo la organización de un “encuentro de escritores de diferentes países que habitualmente utilicen estas lenguas minoritarias en su obra, para que trabajen conjuntamente experiencias narrativas alrededor del tema de la “asunción de la desaparición como posibilidad de reencarnación” para crear una nueva lengua que resurja de todas ellas como si de una nueva especie, un nuevo animal mitológico, se tratase”…
Dicho esto, la problemática lingüística será el tema de varias actividades, entre las que también anuncia la organización de una “Cumbre sobre diversidad lingüística” que reunirá a expertos e intelectuales y en el que se presentará un protocolo para la protección y promoción de las lenguas en peligro (512.000 euros), a la vez que coincidiendo con el “Día europeo de las lenguas” todo el territorio de la Capitalidad “se llenará de hojas con frases básicas en distintos idiomas que inundarán los escaparates comerciales, los balcones de las casas, las vallas de obra, etc.”; y de modo paralelo a la feria del Libro y del Disco de Durango (que califica como el “mayor encuentro comercial” de la cultura vasca) se llevará a cabo en Irun una “feria lingüística profesional que abarcará todos los aspectos del mercado” (450.000 euros).
5) CONCLUSION Y LECTURAS:
Hemos desgranado a lo largo de este informe las razones por las que a nuestro entender es preciso impulsar el debate y la contestación social a la Capitalidad Donostia 2016. Siendo conscientes de que las valoraciones que hacemos son discutibles y pueden también resultar a veces equivocadas, este trabajo pretende en todo caso invitar a todas las personas y colectivos a expresar sus propias opiniones.
Al tiempo, también queremos recomendar la lectura de los siguientes textos (se pueden obtener fácilmente buscando en internet):
-“Barcelona 2004: el fascismo postmoderno” (publicado por Espai en Blanc).
-“Abrir los posibles” de Marina Garcés.
– Capitalidad Europea de la Cultura de 2016 en Donostia: “Documento Final” (para saber de qué va DSS2016EU, echándole al menos un vistazo).
http://www.lahaine.org/publican-un-informe-cuestionando-la-capi-2016