¡Okupa, resiste, crea…! -Contra la represión a los espacios okupados-
Glorieta de Embajadores a las 19:00 horas
Existen más de 300.000 inmuebles, viviendas, locales o edificios vacíos en la Comunidad de Madrid, siendo la cifra superior a 3 millones para la totalidad del estado. Subrayamos, no obstante, una primera distinción entre espacios vacíos y/o abandonados cuando planteamos, proponemos, difundimos, fomentamos y reivindicamos la Okupación como herramienta política de Acción Directa.
Ello con objeto de dotar al mayor número posible de personas de la formación teórico-práctica necesaria para proporcionarse un lugar digno donde residir y llevar a cabo un proyecto vital autogestionado.
El suelo es un bien con propiedades monopolísticas que, a diferencia de la mayor parte de mercancías, no se fabrica en serie, por lo que, con liquidez para invertir, hasta época reciente la ganancia era segura, lo que originó, desde casi dos décadas atrás, una desaforada demanda de viviendas sustentada en su uso como bien de inversión, resultado mayoritariamente adquiridas como valor de cambio y no para ser habitadas.
El suelo se retiene en propiedad hasta que llegue el momento propicio para vender y los beneficios de la operación inmobiliaria sean lo más cuantiosos posible.
Concebimos al mismo nivel la okupación de viviendas y de Centros Sociales, entendiendo como “okupado” todo inmueble, espacio o recinto, temporalmente “expropiado” a las instituciones la banca o los especuladores enriquecidos con el negocio inmobiliaria, donde se lleva, de la teoría a la práctica, un tipo de organización social horizontal y solidaria.
La cotidiana ruptura con el sistema no radica, por tanto, en la asistencial oferta de actividades lúdicas, didácticas o culturales como suplemento de carencias institucionales.
Así mismo, falso es que se pueda mantener una actividad liberadora de crítica al sistema cuando previamente se ha pactado el lugar dónde ésta se llevará a cabo. En tal caso, tal actividad es asimilada por el estado, autonomía, diputación o ayuntamiento correspondiente, cuyos representantes incluso pueden llegar a sentarse a negociar en pos de una estrategia antisubversiva, divisoria y criminalizadora de sectores menos sumisos o “violentos”.
Lamentablemente, otros sectores ponen de relieve los aspectos más folklóricos, o superficiales, del movimiento, desligándolo de su carácter esencialmente libre y antiautoritario.
La okupación no es, por tanto, un fin en sí misma, sino un instrumento de apoyo mutuo, una forma de acción directa ilegal y colectiva, conducida arbitrariamente por un grupo de individuos, o colectividad, con la pretensión de recuperar y liberar un espacio vital, físico o intangible, anteriormente sustraído por el poder que conforman la alianza entre élites política y económica.
Un medio de focalizar y proyectar una lucha mucho más genérica que no debería tender a la creación de micromundos en los que se reiteren esquemas sociales, o roles, imperantes a pequeña escala.
Resistencia activa al “consume y muere” y autogestión del bien común que pugna la conquista de parcelas vitales recuperadas al sanguinolento sistema que, recientemente, ha estrenado en Madrid una estrategia represiva tendente a amedrentar eventos, programados en centros sociales okupados, suspendiéndolos con la excusa de la seguridad.
Por ello en la edificación y fortalecimiento de redes de apoyo mutuo que coordinen un frente común antirepresivo y vayan más allá, radica el origen de la Asamblea de Okupas de Madrid, en la que se integran media docena de Centros Sociales, varios inmuebles de viviendas y diversas individualidades.
Autorganización autónoma barrionalista frente al reformismo “pacifista” y los intereses partidistas de plataformas comandadas por oportunistas autopromociones de líderes izquierdistas. Por todo ello y ahora más que nunca…
¡Okupa, Resiste, Crea!!!
