Hace aproximadamente un año y medio, se reokupó el edificio de la plaza de Cabestreros para abrir un centro social al que llamamos La Quimera de Lavapiés. La asamblea que lo gestiona era la que llevaba años okupando diferentes centros sociales en el barrio, entre los que se incluyen La Alarma y Casablanca. Aunque con diversos cambios de personas, se había intentado crear un proyecto de okupación y centro social acorde a unas ideas políticas que se llevaban madurando tiempo, pero que habían sufrido un desgaste debido a los múltiples desalojos.
Así se inició la andadura de La Quimera. Durante este tiempo el proyecto ha pasado por diferentes etapas: crecimiento, estancamiento, cambios, renovación etc. Creemos que un centro social es un proyecto vivo, que se transforma con la gente que lo construye día a día….Y a nosotrxs nos ha llegado el momento de REFLEXIONAR.
La Quimera se satura
Seguramente algunas de las reflexiones que podamos sacar aquí os suenen a muchxs de quienes participáis en la gestión de otros centros sociales. Ahora queremos compartirlas con todas las personas que se acercan de una u otra forma a los centros sociales, y en concreto a La Quimera.
La gestión cotidiana del centro es posiblemente lo que menos nos motive a muchxs de nosotrxs. Estamos aquí porque creemos en la necesidad de estos espacios como lugares de confluencia de luchas y de personas, que posibilitan espacios para la autoorganización y también para la autogestión de colectivos y de nuestras propias vidas. También son lugares de reflexión, difusión, aprendizaje y ocio donde poder llevar a cabo nuestros proyectos. Por ello aportamos nuestro granito de arena, nuestro tiempo y energías a gestionar estos espacios.
Pero eso a veces no es suficiente; creemos que es necesario cuidar y autocuidarnos también. Por ello hemos decidido tomarnos un poquito de tiempo para reflexionar y pensar qué queremos, cómo queremos que sea el centro social, y dentro de ello qué luchas queremos defender, y cómo hacer todo esto. Lo que significa que durante un poquito de tiempo el centro se va a cerrar a nuevas propuestas de actividades (tanto permanentes como puntuales).
Las razones que nos han llevado a ello son las siguientes:
Presión: probablemente desde el principio, pero especialmente en los últimos meses, tenemos la sensación de presión contante, tanto por parte de muchas personas o grupos que han usado el espacio como por parte de la propia dinámica del centro. Entendemos que muchas veces el colectivo de cada cual (con sus eventos o talleres) es lo más importante, pero creemos que eso no puede desplazar el respeto y la comprensión hacia compañerxs que comparten luchas por la transformación social. Creemos que muy pocas veces pensamos en cómo se sienten quienes nos ofrecen sus espacios para actividades y en el trabajo necesario para mantenerlos. Lo único que se pide a cambio son unas normas básicas como la limpieza, horarios de cierre y respeto hacía las compañeras y la vecindad. También hemos recibido más reclamaciones que muestras de compañerismo por parte de personas y colectivos que han hecho uso del espacio. La intención de estas palabras no es echar nada en cara, sino intentar transmitir la necesidad de que reflexionemos sobre estas cuestiones, que nos han llevado a pensar que estamos ofreciendo un servicio a una ‘clientela’, con la que no establecemos más relación que la de prestación de un servicio.
Política del centro: por otro lado, y muy relacionado con ese sentimiento de saturación, nos hemos planteado si estamos realmente haciendo lo que queremos en este centro social. Creemos que un centro social no es sólo un espacio, sino que tiene que haber detrás un proyecto político y un posicionamiento ante la realidad. Creemos que en buena parte de este tiempo de vida de La Quimera, la gestión se ha comido la parte más política que queremos de este espacio, es decir, el proyecto que queremos hacer en el centro social. Por ello creemos que es también el momento de pensar qué modelo de centro social queremos y cómo conseguirlo de una forma relativamente real sin quemarnos en el intento.
Aunque hay muchos más factores (talleres, charlas, proyecciones…) creemos que desde fuera La Quimera se percibe, mayoritariamente, como un lugar donde autogestionarse a través de fiestas. Queremos que éste sea un espacio profundamente político, no sólo ni mayoritariamente un lugar de ocio.
Son éstas nuestras reflexiones hasta aquí. Queremos pedir un poco de paciencia y comprensión con este proceso interno de construcción colectiva del proyecto. Informaremos cuando retomemos la actividad (por ahora las actividades que ya estaban en marcha siguen adelante). Creemos que las “crisis” puede ser positivas pues son momentos únicos para reflexionar y que de ellas nazcan transformaciones.
Durante este tiempo, por tanto, estará activo el email de comunicación (comunicacion [at] csroaquimera [dot] org) pero no contestaremos a solicitudes de espacio desde bienvenida.
Cualquier reflexión o aportación es bienvenida.