Tras la caída, toca levantarse. No es la primera ni será la última vez que nos golpeen, pero nunca podrán pararnos. Continuamos con el proyecto de la Gatonera y todo lo que eso conlleva: una actitud, unos valores innegociables y una manera de enfrentarnos a esta realidad podrida.
Se viven momentos cruciales para la okupación en todo el Estado. En el nuevo modelo urbanístico de las ciudades(pensado como un producto de consumo) han fijado el punto de mira en los espacios realmente combativos, dando dos opciones a la okupación: su institucionalización (para el consumo alternativo) o su muerte. Ambos caminos acaban con la lucha. La Gatonera no elige ninguna de las dos opciones, pero si hay que caer, caemos luchando. No hay lugar ni para la negociación, ni para el pacto, ni para la rendición. Estos principios han movido la Gatonera durante sus más de 10 años y por eso, en nuestro último espacio a pesar del acoso constante, rechazamos el dinero que ofrecían, nos mantuvimos firmes tras sus amenazas de enviarnos a Desokupa, y solo con la ayuda de la policía, pudieron impedirnos recuperar el edificio. [Leer más]