Bilbao: situaciones de la okupación

El autor analiza la situación en Bilbao, una ciudad que ha tenido en los últimos tiempos un nuevo impulso de activismo en torno a la okupación, así como una fuerte ofensiva desde la Administración.

Tendríamos que situarnos a comienzos de curso, para poder contextualizar esta contraofensiva municipal que ha comenzado tras las elecciones generales de marzo. Una iniciativa del consistorio que elude cualquier costo electoral, por minúsculo que pueda a priori parecer. Hay que recordar que la composición interna del equipo de Gobierno local coincide con las áreas que el tripartito vasco reparte entre sus socios, hegemonía del PNV con presencia en las áreas de Juventud y Vivienda de técnicos y políticos de Esker Batua. Una coalición que a su nulo peso social suma el arribismo de una clase profesional que ocupa cargos públicos a cambio de un vasallaje a la dirección vasca de esta coalición. Habida cuenta entonces que coinciden en el ámbito vasco y local las responsabilidades y las políticas institucionales juveniles y de vivienda, podemos comprender mejor la ofensiva que desde el BOM (movimiento de okupación de Bilbao) se lanza con la okupación del bloque de la calle Ribera, 4 (justo tras el teatro Arriaga), donde se articula explícitamente un discurso que aúna la crítica a la gestión pública de la vivienda en el municipio y del Gobierno vasco, con la práctica de la okupación, saltando así el BOM de la toma de locales a la apropiación de viviendas.

De este modo, el 28 de diciembre de 2007, se pasa a un discurso y una práctica que ponen en el punto de mira a políticas públicas vascas y que intentan encauzar el malestar general en la gestión de la vivienda. Es en la okupación de este bloque en el casco viejo de la ciudad (pero visible desde el Ensanche comercial) donde ubicamos el desafío que ha generado la multiplicación de futuros desalojos. La imagen del kamikaze uncido por una banda con el símbolo okupa que se escogió para la manifestación previa a la toma, ilustra la magnitud pretendida del choque. De este modo se pretendía romper con la ‘paz romana’ de las okupaciones ‘toleradas’ en los márgenes de la ciudad para convertirla en un problema que se imbricara en los malestares urbanos y se ofreciera como alternativa posible de vida.

Si a esta iniciativa juvenil sumamos la creciente actividad de las asociaciones vecinales contra los desmanes que provoca la transformación de Bilbao en una ciudad de servicios (un cambio costeado a través de la edificación de nuevas viviendas en zonas recalificadas o ganadas por derribo y su posterior venta en el mercado libre), la posibilidad de una confluencia de descontentos variados estaba servida. A partir de este año, desde los poderes públicos se han acelerado las estrategias para posibilitar los desalojos de los centros sociales juveniles. Estrategias en general de protagonismo público indirecto pero empujadas desde el interior de las administraciones. Así, se ha utilizado el chantaje contra los dueños de los edificios mediante la tramitación de falseados expedientes de ruina o similares (Olabeaga, 7katu), o la utilización de detenciones mediáticas contra el movimiento juvenil ilegalizado o las protestas callejeras (Barakaldo, otra vez 7katu), más intervenciones policiales directas como la que dio fin a la experiencia de vida colectiva en la Ribera o la que abortó la reubicación en Arangoiti.

Sin embargo, la permanencia exitosa de veteranas okupaciones como Kukutza III, que ha sabido demostrar su integración en el barrio a través del Gazte Eguna del 17 de mayo o la aportación libertaria desde Izar Beltz, así como la tozudez de las reokupaciones de 7katu u Olabeaga hasta su demolición, muestran la determinación del movimiento pro okupación. Aunque si recordamos que es en la interrelación mediante la acción de diferentes malestares frente a políticas públicas de donde procede la demoledora contraofensiva, más que insistir en incidir en el interior de la espiral represión-acción (hay una disminución de afluencia en las manifestaciones de repulsa) el camino podría estar en seguir trenzando relaciones con el movimiento vecinal (y su movilización conjunta para el 15 de junio) y en la confluencia con la crítica contra la exclusión social.


Directorio de okupas en la península ibérica:
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Jtxo Estebaranz (Historiador militante y activista autónomo), Diagonal https://www.diagonalperiodico.net/movimientos/situaciones-la-okupacion-bilbao.html