¡Dación en pago o Condonación de la deuda y un alquiler justo!
Desahuciando a Banesto
El miércoles Banesto se las prometía muy felices, consiguió movilizar a toda la maquinaria del estado, desde el juez hasta decenas de policías, para conseguir dejar en la puta calle a Uddin, Hafiz, sus mujeres y sus cuatro hijos, haciendo inútil la presencia de docenas de vecinas solidarias. Una vez más, todos los recursos del sistema puestos al servicio del dinero, al servicio del amo, de nuevo toda la represión necesaria para que se hiciera efectivo el expolio de dos familias a las que les queda una deuda de más de 200.000 euros, como siempre los bancos protegidos y las ciudadanas despreciadas.
Pero en Lavapiés decidimos ya hace casi un año que no íbamos a seguir consintiendo esta situación, que si el objetivo principal de los políticos, los jueces y la policía era rescatar a los bancos, el nuestro era rescatar a las personas. Un autorescate que pasa por no estar dispuestas a obedecer leyes injustas que nos quitan la vida, por tramar redes de colaboración para ayudarnos y para defendernos, por crear nuestras propias herramientas para vivir dignamente.
La pasada madrugada hicimos justicia y realizamos nuestro propio desahucio, pero esta vez el desahuciado es Banesto. Sí, las gentes del Grupo de Vivienda de Lavapiés hemos ocupado la vivienda desalojada de la calle Fray Ceferino González 12, para que sea habitada por personas sin casa. No serán las familias de Uddin y Hafiz, porque su condición de trabajadores migrantes los hace especialmente vulnerables en nuestra bonita sociedad, como pudimos vivir en el propio desahucio, donde la policía se permitió hacerles un control ilegal de extranjería por su perfil racial. Seguramente es que tienen tanta costumbre que les sale como rutina, seguramente es que son incapaces de darse cuenta de que enfrente tienen personas.
Ya lo gritamos en el desahucio: “un desahucio, una ocupación”. No lo creyeron, ahora es un hecho.
Todo el despliegue policial y todas las medidas puestas por Banesto para impedir la entrada han sido inútiles, la colaboración de las vecinas del entorno ha permitido que en menos de 48 horas la vivienda vuelva a estar a disposición de gentes que necesitan una casa, en lugar de vacía y siendo una simple anotación en una cuenta de resultados.
Tomen nota, porque así será siempre.