En todo el territorio español existen cerca de 9.000 pueblos abandonados

El campo no será un parque temático. Catorce pueblos okupados y colectividades se reunieron entre el 6 y el 9 de agosto en la Puebla de la Sierra (Madrid) para avanzar en la construcción de una red estatal de colectivos de okupación y agitación rural.

El centro de educación ambiental de la Puebla de la Sierra (Madrid) se convirtió durante cuatro días en un espacio para el intercambio de experiencias, y para la reflexión sobre las motivaciones, limitaciones y objetivos comunes de pueblos okupados y colectividades rurales que funcionan bajo las premisas del asamblearismo, la autonomía, y la autogestión ligadas a la vida en naturaleza y al aprovechamiento local de los recursos naturales.

La cooperativa Los Apisquillos de la Puebla (Madrid) fue el colectivo anfitrión de este cuarto encuentro de grupos rurales que están trabajando desde hace dos años en la creación de una red estatal que sirva para fomentar el apoyo mutuo, intercambiar recursos y divulgar experiencias rurales que ponen en un brete los modelos de vida capitalistas urbanos, donde prima el consumismo e individualismo. [Leer más]

Entrevista con un ex-morador de Rala, una okupación rural en Navarra

La okupación rural no es un movimiento nuevo en España. Ya en la revolución de 1936 se desarrollaron diversas experiencias de okupaciones de tierras por parte de grupos libertarios que llevaron a la práctica la autogestión de la tierra. En la actualidad, se observa un resurgimiento de la okupación rural por todo territorio español y diversas experiencias en curso, entre ellas la okupación rural Rala, en Navarra.

“Ahora mismo y gracias al granito de arena de todo el mundo que ha pasado por Rala, el pueblo tiene una casa totalmente rehabilitada, parte de la iglesia que se usa como vivienda también, además de un taller, mucho terreno para huertas, wc ecológico en seco, un sistema de ariete hidráulico para tener agua, un gallinero, paneles solares, sistema de calefacción con cocina de leña y otro tipo de infraestructuras necesarias para la vida en la montaña”, dice Kike, un ex-morador de Rala. A continuación, cuenta acerca de esa experiencia rural con base antiautoritaria y ecológica, contraria al poder, al estado y al capital. [Leer más]