Son solo algunos ejemplos que podrían ser extendidos a otros casos en los que aparentemente el luchar, el resistir a un embate, no consigue el objetivo planteado ni nada material. La presa de Itoiz se construyó, los gaztetxes de Kukutza o Euskal jai fueron desalojados y destruidos. Sin embargo, más allá de la apariencia y el momento concreto, toda lucha o resistencia es un proceso dialéctico, nunca un compartimento estanco en la historia. De ahí que esas resistencias sí que obtuvieran resultados palpables y materiales definidos en sentido positivo.
Desgraciadamente no se pudo impedir que el pantano de Itoiz fuera construido pero la intensa resistencia a ese proyecto del capital, con sabotaje espectacular incluido, impidió que durante esas fechas y en los siguientes meses más de 100 proyectos del capital que estaban siendo contestados popularmente tanto en Euskal Herria como en el estado español fueran llevados a cabo resultando paralizados por temor en partidos, empresas y capitalistas a que se generara un conflicto de similar magnitud, pérdidas monetarias o de legitimidad. [Leer más]