El encarcelamiento de Pablo Hasél ha sido la chispa, que no la causa, de la enorme oleada de protestas que poco a poco se ha ido extendiendo por todo el territorio. Tenemos tantos motivos, tantos agravios acumulados que necesitábamos muy poco para estallar. Y en este desbordamiento han ido quemando contenedores, tiendas de lujo, bancos y ahora dicen que también una furgoneta de la policía. Miles y miles de personas hemos decidido que antes de quemarnos en la soledad de casa preferimos salir a compartir un incendio que sea común, con nuestra gente, en nuestras calles.
Como siempre pasa cuando se cuestiona el sistema vigente se saca a pasear el fantasma de la violencia. Otras muchas compañeras ya han hablado de la represión policial de estas semanas. Es evidente que el objetivo de esta represión no es investigar tal delito o perseguir tal persona, sino la desmovilización en las calles mediante el miedo y la división. [Leer más]